El misterio de la tela de la araña

Los seres humanos estamos acostumbrados a convivir con objetos de tamaños similares a los nuestros, esto es, aquellos en la escala de metros.  

Ya un cabello humano – de una diezmilésima de metro, o sea 0,0001 metro – nos parece extremadamente delgado y sin embargo es un gigante en el mundo microscópico.

Un cabello humano, ampliado 200 veces.

Si dividimos el ancho de un cabello en diez, obtenemos las dimensiones del grosor de una seda de tela de araña. 

Las sedas individuales de la telaraña de la foto son visibles debido a las condiciones de  luminosidad y el contraste con el fondo oscuro. Nota que hay regiones, como la parte central y superior  izquierda de la foto, en que son prácticamente invisibles.

Debido a su alta reflectancia podemos verla cuando las condiciones de iluminación y el contraste con el fondo lo permiten, a pesar de que ya estamos en los límites de la capacidad visual humana.

Si repetimos la operación, dividiendo en 10 el grosor de la seda de la araña, entraremos en el terreno de los micrómetros, reino de bacterias y otros seres invisibles a nuestros ojos desnudos.

¿Cuántas veces más podemos seguir dividiendo en 10?

La verdad es que nadie sabe con certeza.  

Sabemos que si lo hacemos cuatro veces más llegaremos a la escala atómica

Es la escala más pequeña para la materia tal como la conocemos. 

Si procedemos otras cinco veces estaremos en la minúscula escala del núcleo atómico

Algunos piensan que este ejercicio debe tener un límite, que llega un momento en que la misma noción de espacio pierde de todo sentido. Se cree que esto debería ocurrir, cuando dividamos en 10 unas 20 veces más. 

A pesar de ese límite teórico que predicen los físicos, ese mundo microscópico es muy amplio. ¡Hay mucho ocurriendo en esas escalas pequeñas! 

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